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Agencias

Varios directivos de operadoras y fabricantes de equipamiento europeos afirman que la industria funcionaría mejor manteniendo las regulaciones actuales que con una versión diluida de un plan que originalmente fue concebido para promover las inversiones en la siguiente generación de redes.

Altos responsables de 30 firmas, entre las que se cuentan Deutsche Telekom, Orange, BT, Telefónica, Ericsson y Nokia, afirman que las propuestas de modificación del Código Europeo de Comunicaciones Electrónicas son una “mala noticia”. Es el ataque más reciente a las enmiendas presentadas por el Parlamento Europeo a dicho plan.

Según el Financial Times, una carta colectiva remitida por dicho grupo a los líderes de los gobiernos europeos y ministros de telecomunicaciones explica que los cambios introducidos por el Parlamento tendrán un impacto negativo sobre la estabilidad requerida para estimular la inversión en 5G y en la infraestructura de fibra.

Dicho grupo critica, sobre todo, las exhortaciones del Parlamento Europeo a incrementar las competencias de los organismos reguladores nacionales y a efectuar un seguimiento más atento de los que denomina oligopolios. El Parlamento presentó dichas propuestas durante el mes de octubre y las empresas de telecomunicaciones ya advirtieron entonces de que atentaban contra el objetivo, planteado por la propia Unión Europea, de crear un mercado digital único en la región.

El FT recuerda que operadoras y fabricantes, por lo general, habían respaldado la renovación de las normas sobre telecomunicaciones y competencia planteada por la Comisión Europea (CE) en el 2016, en el marco de un esfuerzo general por dar nuevo vigor a la industria.

La Comisión Europea había propuesto una modernización de las regulaciones actuales, con el fin de resolver una previsión de déficit de 155.000 millones de euros en la inversión de 500.000 millones de euros necesaria para satisfacer los objetivos de conectividad. Dicho plan supondría una reducción sustancial en las regulaciones que cubren las inversiones conjuntas en infraestructuras por parte de las operadoras, lo que permitiría que empresas más pequeñas participen en despliegues a gran escala que de otro modo no podrían sufragar.

Un elemento clave de dicho plan es que los proveedores de servicios OTT y de Internet queden sujetos a las mismas regulaciones que las operadoras, con lo que se nivelaría un campo de juego que, en opinión de las empresas de telecomunicaciones, ya favorece a las firmas que se benefician de las fuertes inversiones en infraestructuras realizadas por las propias operadoras, porque usan sus redes sin pagar tasas apropiadas por ello.

También se prolongaría la duración de las licencias de espectro (con lo que las operadoras podrían recuperar sus inversiones en la licencia y en las redes) y se establecerían controles más estrictos sobre el uso eficiente de dicho espectro. La CE también quiere impulsar las inversiones en áreas donde la rentabilidad potencial es más baja, como por ejemplo zonas rurales o escasamente pobladas.

Presiones de la industria

El FT informa de que el grupo de empresas envió su carta poco antes de una reunión de los jefes de gobierno europeos. Se trata del episodio más reciente en una serie de críticas durísimas a las propuestas de modificación del código presentadas ante el Parlamento Europeo.

Ha sido un tema de debate muy importante en el Mobile 360 Europe celebrado recientemente por la GSMA en Bruselas. En el curso de una presentación, Pierre Louette, viceconsejero delegado de Orange, ha protestado porque, según afirma, los planes de reforma del código son “la misma historia de siempre”, y ha explicado que las operadoras “necesitan señales que las incentiven para llevar a buen término sus inversiones actuales y futuras”.

Markus Borchert, vicepresidente sénior de mercado europeo en Nokia, advierte de que dicha región necesita “decisiones valientes para acelerar las inversiones, reformar las regulaciones y promover la digitalización”. Advierte que, si no se toman tales decisiones, Europa corre el riesgo de transformarse en “consumidora, no creadora” de nuevas tecnologías.

Fuente: MWL

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