Agencias
Por Iván Pérez, Forbes
Después de la sacudida que le dio la crisis de 2008, organizar el GP de México es lo mejor que le ha pasado a la empresa de Alejandro Soberón. Así que, 2018 será clave para cerrar su reconstrucción.
El 26 de octubre de 2004, el entonces gobernador de Quintana Roo, Joaquín Hendricks, apareció en uno de los salones del Hotel Camino Real, en la Ciudad de México. Aquel día era difícil encontrar un asiento; muchos se quedaron de pie y los rostros de quienes estaban en el panel brillaban por los flashes de las cámaras.
“Podemos anunciar que la F1 regresará a México en Cancún”, informó el funcionario ante la prensa aquel día. Desde 1992, la Fórmula 1 no se corría en nuestro país, y ese año lo haría en un sitio turístico, con una inversión de 70 millones de dólares (mdd).
“Agradezco a los empresarios y al gobierno federal por permitir este proyecto en Cancún, que generará miles de empleos”, agregó Hendricks. El nombre del circuito sería Mantarraya y se construiría a partir de 2005, para estar listo al año siguiente, cuando se corriera el Gran Premio (GP). Los organizadores presumían los documentos firmados. Nada de eso ocurrió.
Cinco años después, en junio de 2009, a la redacción de los medios de comunicación en el mundo llegó un cable de la agencia alemana especializada en deportes, SID, que decía que el calendario de la F1 2010 incluiría 17 carreras, y que era muy probable que la Ciudad de México formara parte del serial. Tampoco sucedió.
La historia cambió cuando Alejandro Soberón Kuri, presidente y director general de Corporación Interamericana de Entretenimiento (CIE), negoció la llegada del máximo circuito. Quienes han trabajado con él afirman que se reunió en varias ocasiones con Bernie Ecclestone, ex dueño de la F1, para llegar a un acuerdo.
Alejandro no se dejó vencer por un negociador férreo, acostumbrado a ganar siempre. En varias ocasiones, el propio presidente de CIE decidió levantarse de la mesa, en Londres. El empresario mexicano sabe lo que es negociar. Berni no se sentaba únicamente con un promotor de carreras de autos, sino con alguien que conoce la industria del entretenimiento a escala global. Allí, dicen, estuvo la clave.
No significaba sólo traer de vuelta la F1, sino negociar el dinero de CIE y el del gobierno federal, que es quien paga las cuotas anuales. Un contrato de 360 mdd (por cinco años) en total, y la remodelación total del Autódromo Hermanos Rodríguez no es cualquier cosa.
“Sí, ha sido la inversión más grande en la historia de la compañía y también la que ha involucrado a todas las divisiones”, dice Soberón. De acuerdo con cifras obtenidas por Forbes México, CIE ha ingresado (incluyendo este año) 120 mdd aproximadamente.
“Tenemos una tasa de retorno sobre la inversión del grupo de 15%; se ha ido cumpliendo año con año, y 2017 no será la excepción, y nos sentimos cómodos, confiados de que, al final, se cumplirán todas las expectativas que nos planteamos: para México, una proyección extraordinaria; para la compañía, demostrarnos todo nuestro potencial y capacidad logística, de producción y de promoción que somos capaces de realizar”, agrega el CEO.
Fuente: Forbes