La primera pregunta que todo el mundo debe plantearse antes de comprar un smartphone es qué uso se va a hacer de él. Si sólo se necesita para llamadas y mails, probablemente no haga falta adquirir el último modelo de las marcas más caras del mercado. Por el contrario, el teléfono móvil se ha convertido en una herramienta de trabajo y ocio imprescindible para algunos usuarios. En estos casos, si por necesidad o por hábito se utilizan frecuentemente funciones como la navegación GPS, aplicaciones de ofimática o herramientas multimedia, un smartphone de una gama superior será más adecuado.
Una vez hayas definido un precio tope (¡muy importante!), estos son los elementos que deberías tener en cuenta antes de tomar la decisión:
Tamaño
Entre una phablet de 6,3 pulgadas y un smartphone de 4,7 hay una gran diferencia, tanto en el tamaño de la pantalla como en el agarre, el peso y la manejabilidad del teléfono. Si ves muchos vídeos, juegas habitualmente a videojuegos o si utilizas tu smartphone para cuestiones laborales, los grandes modelos te aportan más comodidad, tanto para consultas como para escritura. Una pantalla más pequeña suele implicar un dispositivo más liviano, más fácil de guardar en el bolsillo y más fácil de sostener. En este sentido, la tendencia actual va hacia los grandes formatos.
Autonomía
Un indicador clave es la potencia de la batería, medida en miliamperios (mhA): cuanto mayor sea, más importante será la autonomía. El tiempo que una batería puede dar energía a un móvil depende tanto de la capacidad de la misma, como del consumo del smartphone. El procesador del móvil es uno de los elementos que influye en el rendimiento del dispositivo, por lo tanto, habría que asegurarse de que sea uno de los más recientes, ya que son más eficientes y requieren menos consumo.
Aun así, merece la pena tener en consideración otros criterios como la interfaz, el tipo de utilización y la gestión del consumo, etc. Hay que recordar también que las notificaciones, el brillo de la pantalla o el uso de bluetooth (sobre este último, por tema de eficiencia debería ser la versión 5.0) influyen significativamente en el consumo del smartphone; así que si se utilizan con frecuencia estas funciones merece la pena buscar las mejores opciones de autonomía o soluciones adicionales, como un segundo cargador. Los procesadores más potentes o las pantallas más grandes consumen más energía, por lo que la duración real de la misma dependerá de cómo de buena sea la gestión de la batería en cada teléfono. Leer opiniones online o hablar con personas que ya tienen un modelo determinado es siempre una buena referencia.
Almacenamiento
Las aplicaciones exigen cada vez mayor capacidad para su utilización, además de la constante necesidad de almacenamiento para imágenes, si éste no se realiza en la nube. Asegurarse de que el smartphone también dispone de ranuras para tarjetas microSD que permiten aumentar el espacio de almacenamiento es obligatorio. Además, el sistema operativo Android ocupa entre 8 y 13GB (en función de la personalización del fabricante) con lo que un móvil de 16GB, por ejemplo, sólo tendrá disponible la mitad de esa capacidad. El sistema operativo iOS ocupa, por su lado, entre 11 y 17GB, por lo que Apple ya no fabrica teléfonos con menos de 32GB.
Sistema operativo y RAM
Ésta es una cuestión de gustos y de aplicaciones. Android ocupa la posición dominante en el mercado hoy en día (más del 80% del mercado) y ofrece una gran libertad al usuario. El lado negativo es que al ser el sistema de mayor implantación, también es el más atacado. En este caso, los usuarios que se decanten por Android tienen una razón más para proteger su smartphone con una herramienta profesional además de tener el SO constantemente actualizado. Otra de las opciones es Windows Phone, que está ganando cuota de mercado, apoyado en la continuidad y compatibilidad con el ecosistema Windows, mayoritario entre los usuarios de PC.
Otro factor a tener en cuenta a lo hora de elegir un teléfono móvil es la memoria RAM. La RAM es la memoria principal (apps y sistema operativo) donde se ejecutan las aplicaciones y procesos del dispositivo. Dependiendo del uso que se le quiera dar a tú móvil (por ejemplo, si te gusta mucho jugar con tu dispositivo) deberás elegir un modelo con mayor o menor memoria. Pero, por norma general, la máxima de que a más RAM, mejor es el dispositivo, no siempre es cierta. Nuestro dispositivo puede tener una memoria RAM más baja pero contar con un alto rendimiento, pues la clave reside en que el sistema esté bien optimizado.
Función foto y sonido
Si compartes de forma cotidiana fotos con amigos y familiares, deberías plantearte comprar un teléfono con una buena cámara. La mayoría de los modelos de gama alta ofrecen soluciones muy sólidas en este sentido, especialmente en situaciones de poca luz. Otros criterios importantes a tener en cuenta son el zoom, el HDR (proceso de optimización de disparo), el Flash Led y si dispone de modo panorama, estabilización o modo ráfaga. Tampoco deben descuidarse las opciones de edición y uso compartido de las imágenes.
Fuente: Panda Security