Eduardo Ruiz Vega, El Heraldo
Tal y como adelantamos en este espacio, el concurso público para la celebración de un contrato de asociación pública privada (APP) entre un particular y el organismo descentralizado Telecomm, con el objeto de desarrollar la denominada “Red Troncal Nacional” de fibra óptica instalada a lo largo y ancho del territorio nacional en las torres de alta y media tensión de la Comisión Federal de Electricidad, sufrirá, de acuerdo con las declaraciones del Presidente López Obrador, una transformación sustantiva en sus bases y concepción original.
La Red Troncal Nacional se conceptualizó en el cuerpo del decreto de reformas a la Constitución Federal en materia de telecomunicaciones y radiodifusión, publicado a mediados de 2013. Esta red, junto con la denominada Red Mayorista Compartida que fue concursada de manera similar y que ya opera en algunas ciudades del país utilizando como columna vertebral la Banda de 700 MHz del espectro radioeléctrico, fue concebida para aumentar de manera exponencial el acceso de la población a la banda ancha e internet. Su principal característica, y limitante, radica en la prohibición legal expresa para que su respectivo operador preste servicios de manera directa a usuarios finales. En otras palabras, este activo está destinado a fungir como “red de redes” y sus clientes deben ser, de manera exclusiva, otros operadores (los que sí pueden comercializar al público en general). La puesta en operación de la Red Troncal Nacional enfrenta muchos retos, principalmente económicos y de realidad de mercado.
Por principio de cuentas, el activo sujeto a concurso público, que consiste en dos pares de hilos de cable de fibra óptica con una longitud de 26 mil kilómetros, como ha sido revelado por la entidad convocante, no está comunicado. Es decir, no forma, hoy en día, una red o sistema.
En efecto, muchos tramos de esta supuesta “red” aún se encuentran aislados y su incorporación a un sistema troncal requiere de una inversión considerable. Además, como su propia denominación lo indica, la red, al ser “troncal” (es decir, ser una red de transporte entre poblaciones y no una red de acceso capilar que llega al domicilio de miles de usuarios) y estar basada en tecnología alámbrica, no cuenta con facilidades idóneas para prestar servicios a usuarios finales, como sucedería al brindar acceso a Internet en forma gratuita, o no, en infinidad de espacios públicos.
Debe señalarse, además, que en el mercado mexicano existe una multiplicidad de operadores que ofrecen servicios similares a los que ofrecerá la Red Troncal Nacional, con una cobertura mayor o similar. Estos operadores no están impedidos para ofrecer sus servicios a los usuarios finales. Puesto de otra forma, si el operador de la Red Troncal Nacional compite frontalmente con sus pares, tiene perdida, de origen y estructuralmente, la batalla.
Ante la situación, se pretendió encontrar la fórmula para cumplir con la obligación constitucional de concursar la Red Troncal Nacional. La solución no fue fácil, por ello, tal vez, demoró más de lo debido, jurídica y políticamente. Por eso este proyecto de buenas intenciones será engullido, todo parece apuntar, en la lógico, ilógica, de la 4T. Al tiempo.
Fuente: El Heraldo