Agencias
- Consiste en evitar inconvenientes por falta de cobertura en cualquier teléfono
- Se debe integrar la nueva conectividad en los sistemas actuales
- El marco que se propone la Comisión es «pionero en el mundo»
Esta semana la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos (FCC) propuso oficialmente y votó a favor de un borrador para que los satélites se comuniquen directamente con los teléfonos móviles inteligentes, de manera que acabe con la notificación de «sin señal», sin importar en qué lugar del mundo se encuentre uno.
Se trata del primer boceto al completo que se ha hecho público sobre los objetivos de la Comisión Federal, mediante el establecimiento de directrices y reglas que giran en torno a esta idea de comunicación.
Por su parte, grandes compañías como Apple ya mostraron el potencial de esta tecnología. Otras como Lynk y AST SpaceMobile trabajan para ofrecer información bidireccional en cualquier parte del globo. Por su parte, SpaceX y T-Mobile han confirmado que planean probar su propio sistema, basado en el sistema Starlink, este 2023. Y otras muchas empresas quieren sumarse también.
Las dificultades que se presentan
El principal dilema actual es integrar esa conectividad en los sistemas actuales. Las redes con las que operan los ‘smartphones’ funcionan con frecuencias muy específicas, de modo que no interfieran con las emitidas por otros tipos de dispositivo, entre los que se encuentran precisamente los satélites.
«La FCC busca establecer unos procesos claros y transparentes para apoyar una cobertura suplementaria desde el espacio. Los operadores colaborando con proveedores de servicio en la Tierra podrían obtener la autorización de la FCC para funcionar también en estaciones espaciales«, explicaba dicha agencia en un comunicado de prensa.
De esta manera, un operador vía satélite podría básicamente trabajar con un proveedor para cambiar los ajustes del teléfono móvil, para que cuando no hubiese señal el dispositivo se conectase automáticamente a la señal del satélite. Pero primero se requiere seguir un proceso, para asegurarse de que la estructura del sistema y su responsabilidad son adecuados. El problema, de no hacerlo correctamente, es que existan satélites pirata que puedan engañar a los usuarios y a sus dispositivos.
La opinión de la FCC
Los cuatro comisionados de la FCC concuerdan en que es un buen comienzo, pero también en que tienen que estar listos por si cambian las circunstancias. «El marco que proponemos es pionero en el mundo. Al ofrecer una reglas claras, creo que podemos arrancar con mayores innovaciones en la economía espacial, a la vez que expandimos la cobertura inalámbrica para zonas remotas y sin servicio. Podemos hacer que las zonas sin cobertura sean cosa del pasado«, afirmaba la presidenta de la FCC, Jessica Rosenworcel.
«El punto que adoptamos hoy reconoce que a los consumidores no les importa si la señal les llega desde una torre, o desde un satélite que orbita la Tierra. Solo les interesa poder acceder a una conexión de alta calidad y asequible«, añadía por su parte el comisionado Brendan Carr.
Pero otro comisionado, Nathan Simington, a pesar de estar de acuerdo, se mostraba más reservado con la cuestión de que las industrias involucradas deban intervenir, para que el proyecto evolucione adecuadamente y se acomode al cambiante y frenético sector tecnológico.
Lo que implicaría el proyecto
«Crear un marco que sirva para todo acuerdo comercial concebible y para cada tecnología no es algo nada fácil, y produce el riesgo de enredar el progreso mientras trabajamos por nuevas normas. Para tratar esto, el aviso de propuesta de normativa opta por unos criterios iniciales de acceso, y coger así ritmo con aquellas propuestas que presenten menos desafíos técnicos», añadía también el comisionado Geoffrey Starks.
Tanto este comisionado como Simington comentaban la importancia de apuntar que estas reglas no implican la prohibición de aquellas innovaciones que no se adecúen exactamente a estos parámetros iniciales. Rosenworcel añadía que, si se maneja adecuadamente, esto puede convertirse en el comienzo de un auténtico marco multimodal para comunicación inalámbrica. El mismo se centraría más en los logros del proyecto, y no tanto en la propia naturaleza de su infraestructura.
«Contamos con la oportunidad de llevar nuestras políticas hacia el futuro, y superar las elecciones binarias entre el espectro para móviles y aquel para satélites. Esto significa que podremos dar una nueva forma a los debates sobre el acceso de ondas de radio, y desarrollar otras maneras de sacar más provecho a nuestros recursos actuales. Esto es emocionante, así que vamos a por ello», exclamaba Rosenworcel.
Iago Eguileta, eE