Por Nicolás Lucas-Bartolo, El Economista
Tres pesos pesados en la industria exigen la división de Telmex de Carlos Slim Helú en diferentes empresas con diferentes dueños. Si el regulador de las telecomunicaciones les toma la palabra, ¿cuáles serían los negocios más atractivos para los posibles compradores?
Telmex es la empresa de telecomunicaciones de mayor tradición y dimensión de México. Su historia suma 142 años, desde sus primeros orígenes en 1881 con Ericsson. Su red de fibra óptica alcanza los 320,000 kilómetros de extensión, aparte de su red de cobre. Opera más de 50 anillos metropolitanos en todo el país. Sus servicios de telefonía, voz y streaming suman 21 millones de accesos y su plantilla laboral es de 60,000 trabajadores, 28,000 de ellos en activo. Su infraestructura de red es un soporte para el tráfico de los 83 millones de usuarios de Telcel.
¿Pero qué de todo eso es lo más valioso como negocio presente y futuro? Telmex es un coloso indispensable para las telecomunicaciones en México, pero también un obstáculo —dicen sus competidores— para la competencia real en el sector. Televisa, AT&T y la cámara de las telecomunicaciones exigieron su participación estructural para que nuevos dueños con distintas partes de Telmex fomenten otra relación comercial en el sector.
La separación estructural de Telmex es una idea recurrente ante una regulación especial que ha sido incapaz desde hace 10 años para reducir la participación de mercado de la compañía, propiedad del magnate Carlos Slim Helú. Telmex tiene la primera posición del mercado de telecomunicaciones fijas en México (telefonía e internet), aun con su constante operación en números rojos desde hace tres años, lo mismo que Telcel, su compañía hermana, es líder en las telecomunicaciones móviles.
Empresarios consultados por El Economista coincidieron en que algunos activos de Telmex son más atractivos que otros y que, en caso de que el regulador de las telecomunicaciones ordene su división en distintas compañías con distintos dueños, los segmentos de mayor valor son los anillos de conexión metropolitanos, los centros de datos de Telmex en Querétaro y el corredor que conecta a Querétaro con la Ciudad de México, además, por supuesto, de los derechos de vía, que a otros operadores cuesta conseguir.
El Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) se encuentra revisando la efectividad de una política regulatoria especial que creó para Telmex y Telcel en 2014 y que ha tenido actualizaciones subsecuentes, pero sin lograr el objetivo: reducir la participación de mercado de ambas compañías, propiciar el crecimiento de otras compañías a través de inversiones propias y utilizando la red de Telmex y ofrecer a los consumidores otras ofertas de mayor calidad, cobertura y asequibilidad.
La idea de la separación estructural de Telmex fue robustecida ante el IFT con opiniones de AT&T México, Grupo Televisa y la cámara de las telecomunicaciones, la Canieti, que lidera a un millar de empresas de telecomunicaciones de todo México. Las opiniones pueden ser insumo para una nueva estrategia regulatoria.
Un empresario consultado para este artículo, con operación en el negocio de la fibra óptica, consideró que la regulación asimétrica de Telmex ha tenido resultados mixtos. Para este empresario, agilizar los procesos para acceder a la red de Telmex ayudaría a dinamizar el mercado. Pero, dijo, si el regulador ordena la partición definitiva de la compañía, el activo más importante es la conectividad del hub en Querétaro hacia el norte y sur del país y hacia la Ciudad de México.
Otro empresario, con negocios en los segmentos de radiobases, sitios y antenas, considera que una eventual división de Telmex sería complicada no sólo por el tiempo que tomaría la venta, sino también porque la arquitectura de la red que opera la empresa lo hace complicado. “Técnicamente, no lo creemos tan posible. Pero si lo fuera, allí donde se puedan aprovechar las redes de transporte y los anillos metropolitanos para hacer la última milla y conectar otras redes, podría ser una oportunidad importante para la industria”, dijo.
En cualquier caso, dijo este empresario, lo más interesante de una eventual partición de Telmex serían los derechos de vía, la red de fibra óptica y las rutas que opera Telmex significan la mejor parte del negocio. “Esos activos son el muslo y la pechuga”, dijo.
Telmex tiene instalado en Querétaro el cerebro de su red. Sus centros de datos se ubican en esa región desde el año 2012, luego de una primera inversión de 165 millones de dólares de ese año y desde ahí conecta sus 320,000 kilómetros de redes de fibra óptica que dijo tener en 2021. La Ciudad de México, por su parte, es un mercado con 3.2 millones de accesos fijos de Internet, entre residenciales y corporativos; también con 2.5 millones de líneas fijas de voz y 1.5 millones de accesos a televisión de paga. La Ciudad de México es tan grande en volumen como el mercado fijo de telecomunicaciones de todo Uruguay y en México participa con el 15.3% del PIB nacional.
Telmex tuvo una utilidad neta de 2 millones de pesos en el último trimestre del 2022, luego de más de dos años de pérdidas netas y su volumen de usuarios cayó en 2.7% y en 1.8%, sus ingresos. A pesar de ello, la empresa tiene un valor de marca sobre los 3,503 millones de dólares, superior al valor conseguido por otras compañías como Bimbo, Oxxo y Victoria, según Kantar Brand en su informe “Las 30 marcas mexicanas más valiosas del 2023”.
Si Telmex se vendiera, en partes o completa, opinó otro empresario, habría que pensar la red de Telmex como si se tratase de un esqueleto, con extensión en Querétaro y el foco en la Ciudad de México, la mancha urbana con mayor población y negocios en el país.
A pesar de los efectos de la regulación asimétrica, en diez años, Telmex ha crecido en casi 30,000 kilómetros sus redes de fibra óptica y toda su infraestructura tiene un potencial para cubrir hasta 129 millones de personas en el país.
La red de Telmex es jerárquica, dijo este empresario con negocios en el espectro radioeléctrico, y no se puede desbaratar en tramos. Es un sistema circulatorio del que hasta Telcel se ha conectado y, en mayor o menor medida, otros operadores han usado para su propio desarrollo.
En 2017, en su primera revisión a su política regulatoria, el IFT advirtió que de seguir presentando el mercado una elevada concentración valoraría la separación estructural en Telmex, lo que significaría la venta de su brazo mayorista, la marca Red Nacional Última Milla, a un nuevo dueño.
Fuente: El Economista