AT&T necesita la fibra óptica de Telmex para ofrecer 5G en México

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Por Nicolás Lucas-Bartolo, El Economista

La tecnología 5G hará todo más veloz, con mayor precisión y posibilitará la aparición de nuevos servicios y productos en diversas áreas de la vida, pero demandarán de demasiado soporte en infraestructura de fibra óptica y antenas celulares que AT&T carece, de ahí que las redes 5G serán las más cableadas de la historia y demandan desde ahora inversiones notables en su despliegue.

AT&T necesita con urgencia un insumo de fibra óptica para concretar el tráfico de 5G que pronto generarán sus 21 millones de usuarios mexicanos, con su creciente consumo de datos, y lo que demanden los consumidores de otras compañías que también hacen uso de su red.

Lo necesita limpio, para uso exclusivo de AT&T y de sus clientes corporativos, y una posibilidad de conseguir ese insumo de fibra óptica se encuentra en una unidad escindida de Telmex, la compañía dominante en el segmento fijo de las telecomunicaciones en México.

Un informe de la fabricante de equipos de telecomunicaciones Ericsson advierte que en el año 2027 el 60% del tráfico móvil se originará en las redes 5G y el 40% restante vendrá del 4G-LTE. Ericsson cree que en 2027, los usuarios de tecnología 5G consumirán datos equivalentes a 41 Gigabytes por mes, desde los 11.4 gigas registrados como promedio mensual en 2021.

La casa Analysys Mason, especializada en servicios de tecnología, medios y telecomunicaciones (conocido por la sigla en inglés TMT), considera que el tráfico 5G crecerá a una tasa compuesta de 27% entre el 2021 y 2026 en América. En cinco años será más necesario un Internet móvil ultrarrápido para aplicaciones del Internet de las cosas (IoT o cosas conectadas a internet, como los automóviles autónomos) y realidad aumentada o virtual para consumo masivo e industrial. Esto, calcula Analysys Mason, será responsable de un crecimiento del tráfico.

Es por ello que AT&T está interesada en operar al menos un par de hilos de fibra óptica. Necesita gestionar de manera directa esa infraestructura, conforme sus propias estrategias comerciales y grado de inversiones, y a no estar subordinada a los parámetros de un arrendador que le indiquen cómo o cuándo iluminar la llamada “fibra oscura”.

Conseguir ese objetivo sería más viable desde la existencia de una empresa mayorista escindida de Telmex, señalan expertos de la industria consultados para este artículo.

La operación mexicana de AT&T adolece en ese criterio, pues incluso su aliada Telefónica Movistar cuenta en México con una infraestructura de fibra óptica, que además arrienda a terceros a través del Grupo de Telecomunicaciones de Alta Calidad (GTAC) que conformó con Televisa y Megacable hace una década, y al que todas esas empresas han apostado 134 millones de dólares en inversiones para volverla atractiva a terceras empresas.

“La fibra no es importante: la fibra óptica es fundamental. Las grandes capacidades que permite la red 5G no serán posibles si las antenas no están conectadas a una fibra óptica que tenga igual o mayor capacidad que el tramo aéreo. De lo contrario, se formaría un cuello de botella entre las antenas y la red de transporte”, dijo Enrique Carrier, director de la consultora Carrier y Asociados.

La partición y venta de Telmex

AT&T demandó al regulador de las telecomunicaciones, el IFT (Instituto Federal de Telecomunicaciones) la partición su competidor Telmex que oferta servicios telecomunicaciones en el segmento fijo. AT&T propuso la división de ese competidor en dos unidades distintas y con dueño diferente, para crear una nueva compañía que atienda exclusivamente a los usuarios finales, y otra que solamente se dedique a ofrecer servicios mayoristas a terceras empresas.

Además de AT&T, Izzi Telecom y la Canieti, cuyos principales afiliados son Totalplay y Megacable, también impulsan la idea de quebrar a Telmex en dos compañías separadas, como única alternativa para fomentar la competencia en el mercado mexicano de telecomunicaciones.

A diferencia de AT&T, Izzi Telecom y los socios de Canieti tienen un interés mayor en el mercado fijo, porque compiten directamente contra Telmex a escala nacional en el segmento, sobre todo en la prestación de servicios de banda ancha, y ya son propietarios de redes nacionales de fibra óptica.

AT&T necesita con urgencia su propia infraestructura de fibra óptica y una manera puede ser a través de una compañía escindida de Telmex que cuente con esa red.

Un argumento poderoso para exigir la escisión es que América Móvil, la compañía controladora de Telmex, se embolsa cada año el 70% de los ingresos móviles que percibe todo el segmento móvil, y que por tanto la rentabilidad para Telefónica Movistar y la propia AT&T se achica en el despliegue de inversiones. O sea, esa concentración de mercado limita la competencia.

Las redes del futuro

La tecnología 5G hará todo más veloz, con mayor precisión y posibilitará la aparición de nuevos servicios y productos en diversas áreas de la vida, pero demandarán de demasiado soporte en infraestructura de fibra óptica y antenas celulares, de ahí que las redes 5G serán las más cableadas de la historia y demandan desde ahora inversiones notables en su despliegue.

Un informe del 11 de mayo pasado del Instituto Federal de Telecomunicaciones expone que México necesita de 216,337 millones de pesos (12,000 millones de dólares) completar la infraestructura de telecomunicaciones que el país necesita como mínimo, principalmente soportado en fibra óptica.

Telmex cuenta con 320,000 kilómetros de tendidos de fibra óptica de reciente generación. En una dimensión más simple, la red de fibra óptica de Telmex es casi cuatro veces más extensa que las redes de Izzi Telecom y Megacable, y 2.4 veces más extensa frente a la de Totalplay, datos, todos, a marzo del 2023. En los últimos diez años, Telmex ha crecido en casi 30,000 kilómetros sus redes de fibra óptica.

Esa infraestructura le ha permitido a Telmex mantener 21.5 millones de accesos de telefonía e Internet de banda ancha fijos en todo México, a marzo de este año, y conseguir ingresos trimestrales de 24,632 millones de pesos.

En abril de 2016, este medio informó de acercamientos entre Axtel y AT&T para adquirir o utilizar la red de fibra óptica de Axtel por parte de AT&T. Maxcom también fue una opción para AT&T. Pocos meses de esa fecha, Axtel entró en una espiral de tropiezos financieros y Maxcom fue vendida en 96% a la texana Transtelco. Entre ambas compañías acumulaban para ese año 45,000 kilómetros de fibra óptica de última generación con los que AT&T no pudo hacerse con su control.

“Una red tiene la capacidad máxima de su punto más estrecho. En este contexto, los operadores móviles tienen dos caminos: o desplegar su propia fibra que conecte sus antenas, que se multiplican en el caso de 5G, o de arrendar fibra de terceros”, dijo Carrier, de Carrier y Asociados.

Fuente: El Economista

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