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Agencias

Telefónica, Cellnex, Santander, BBVA, Indra, Oesía y Thales trabajan en el proyecto

La compañía Hispasat prevé lanzar entre 2026 y 2027 un satélite llamado a proteger a las empresas ante una amenaza que quita el sueño a todos los expertos de ciberseguridad del mundo: la potencia destructora de los futuros ordenadores cuánticos. Entre otras muchas prestaciones, la próxima generación informática podrá desentrañar en muy pocos segundos las contraseñas y ciberblindajes actuales basados en tecnologías digitales. Ante esta situación, el grupo satelital español trabaja a toda velocidad con otras 19 empresas y organizaciones para desarrollar un sistema capaz de responder a la previsible vulneración masiva de password que estará al alcance de ordenadores cuánticos que actualmente están en desarrollo. El presupuesto inicial alcanza los cien millones de euros, en su mayor parte financiado por los recursos europeo del denominado perte geoespacial.

Junto a Hispasat, colaboran activamente en el proyecto las empresas Telefónica, Cellnex, Banco Santander, BBVA, Indra, Grupo Oesía, Alter, Das Photonics, GMV, Quside, Sener, Thales Alenia Space España, junto a organismos como el Centro Criptológico Nacional (CCN), el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), el Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO), el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y la Universidad de Vigo.

La comunidad científica coincide en que los futuros ordenadores cuánticos serán capaces de desencriptar rápidamente todas las claves actuales basadas en la factorización de números primos. No obstante, las empresas con visión a largo plazo en asuntos de ciberseguridad se están preparando para anticiparse a ese tipo de riesgos. «Todos estamos seguros de que la famosa amenaza cuántica va a ocurrir. No sabemos si será en 5, 10 o 15 años, pero sí que va a ocurrir y, por lo tanto, no podemos quedarnos parados», señala Pedro Pintó, gerente de nuevos programas de Hispasat. La amenaza cuántica consiste en que los sistemas de encriptación actuales desaparecen con la potencia del ordenador cuántico, capaces de desvelar todas las claves actuales», señala el experto. «Y Lo que nadie lo ha hecho hasta la fecha es utilizar la distribución de de claves cuánticas a través de satélites geoestacionarios», explica Pintó.

A grandes rasgos, el trabajo de Hispasat y sus empresas y organismos colaboradores consiste en diseñar un sistema que evite la interceptación de la información informática cifrada con la ayuda de las conexiones satelitales. Por medio de la mecánica cuántica, el sistema utiliza fotones a través de satélite, con la ventaja de que evita la intromisión que sí sería posible por medio de la fibra óptica tradicional, sin que nadie pueda extraer las claves sin dejar huella de su actuación.

A través de la fibra óptica convencional, la distancia máxima para transmitir información cuántica por vía terrestre es de 100 kilómetros, ya que el proceso no consiste en mandar un gran paquete chorro de fotones de gigabit. Por el contrario, debe realizarse la transmisión fotón a fotón, para así preservar las propiedades cuánticas, lo que supone un menoscabo en velocidad y potencia. Es ahí donde entra en juego el futuro satélite geoestacionario de Hispasat, que estará orbitando a 36.000 kilómetros de distancia de la Tierra. En ese empeño «hemos desarrollado la primera fase del proyecto, que es lo que llamamos fase de viabilidad o de análisis para generar un producto que sea comercializable y operable, y de valor añadido para la sociedad». Los siguientes pasos consistirán en quedan unas fases que consisten en el diseño final, desarrollo, integración, fabricación, lanzamiento y explotación comercial del servicio.

Tecnología pionera

La propuesta tecnológica de Hispasat a través de satélite es pionera en el mundo, ya que solo China trabaja en esos asuntos, pero a través de una red terrestre de distribución cuántica de 2.000 kilómetros. Al contrario que el satélite, la propuesta terrestre de China exige multitud de nodos intermedios cada 100 kilómetros, susceptibles de ataques por parte de las futuras generaciones de hackers.

Fuente: eE

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