Agencias
- Greg Brockman, que renunció como presidente, también regresa a la compañía
- Mantiene en la junta a D’Angelo y ficha Summers, exsecretario del Tesoro
Sam Altman recupera su puesto de CEO en OpenAI. Los días de bronca y tumulto han derivado en la vuelta de Altman y de Greg Brockman, que renunció como presidente. A falta de detalles por pulir en el acuerdo, el ‘renacido’ ha nombrado una nueva junta directiva. La amenaza de prácticamente la totalidad de la plantilla de dejar la compañía tras la imprevisible destitución ha sido clave para la negociación que ha concluido con su regreso.
En un comunicado publicado en redes sociales, OpenAI (OAI) ha avisado del giro de guion. La nueva junta estará presidida por Bret Taylor, excodirector ejecutivo de Salesforce y director de Twitter antes de que la adquiriera Elon Musk, e incluirá al exsecretario del Tesoro, Larry Summers, y a Adam D’Angelo, cofundador y director ejecutivo de Quora, que mantiene su silla pese a ser uno de los promotores de la salida de Altman en un intento por no romper del todo con la etapa anterior. La idea es ampliar la junta hasta los nueve miembros para restablecer la dirección de OAI, según fuentes referidas por The Verge.
Altman fue despedido por la junta directiva de OpenAI el pasado viernes por pérdida de confianza en su gestión ante las discrepancias sobre la velocidad de desarrollo y monetización de la inteligencia artificial, con ChatGPT como máximo exponente de la tecnológica. La expulsión de Altman derivó en la amenaza del 95% de los 770 empleados de dejar la compañía, forzando una negociación desde el día después del despido que ha acabado en este acuerdo.
En este impasse de conversaciones, la junta de OpenAI había contratado al ex director ejecutivo de Twitch, Emmett Shear, como nuevo CEO, aunque exigió a la junta pruebas sobre las supuestas irregularidades en las que basaron el despido para no renunciar. Por su parte, Altman también tenía ya nuevo trabajo: Microsoft, accionista de OAI y uno de sus máximos promotores, anunció que contaría con él para liderar un nuevo equipo interno de inteligencia artificial.
En un mensaje también en redes sociales, el propio Altman ha confiado en la vuelta a la normalidad en la compañía que lidera desde 2019: «Me encanta OpenAI y todo lo que he hecho en los últimos días ha sido para mantener unido a este equipo y su misión. Cuando decidí unirme a Microsoft el domingo por la tarde, estaba claro que ese era el mejor camino para mí y el equipo. Con el apoyo de la nueva junta directiva y de Satya Nadella (CEO y director ejecutivo de Microsoft), espero volver a y aprovechar nuestra sólida asociación con Microsoft».
Nueva ‘era’ para la startup
Thrive Capital, uno de los otros grandes inversores de OpenAI, ha calificado el regreso de Altman como la mejor noticia para la empresa, sus empleados, quienes desarrollan sus tecnologías y el mundo en general. «OpenAI tiene el potencial de ser una de las empresas más importantes en la historia de la informática», ha indicado su socia Kelly Sims. Se han pronunciado incluso quienes el pasado viernes promovieron a salida de Altman. Una de ellas es Helen Toner, miembro clave de la junta del ‘derrocamiento’ ha comentado sobre el anuncio de OAI «y ahora todos dormiremos un poco».
OpenAI ha sido nombrada la startup más popular del planeta este año. El lanzamiento de ChatGPT a finales de 2022 supuso una zancada en el mundo de los chatbots y un cambio radical para los usuarios, tanto por la capacidad de consultar y recibir respuestas inteligentes como por la generación de texto o ejecución de tablas.
La rápida reversión podría calmar las aguas entre los inversores pero el fabricante de ChatGPT tendrá que hacer frente a las amenazas que enfrentan las empresas de inteligencia artificial y que desataron la guerra interna en OpenAI: ¿dónde está el equilibriro entre el desarrollo de inteligencia artificial de manera responsable y la necesidad de recaudar grandes cantidades de capital para costear la cara infraestructura informática que requieren estas herramientas?
A los inversores de la startup se vieron sorprendidos por la destitución de Altman. Microsoft, que cuenta con una participación de más de 10.000 millones de dólares en la compañía, se enteró sólo unos minutos antes de que se anunciara el despido de Altman.
Antes de que estallara la a empresa estaba inmersa en una oferta de venta de participaciones liderada por Thrive para permitir a empleados y exempleados vender acciones, una operación que dio a la compañía una valoración de 86.000 millones de dólares pero que se desmoronó ante la saluda de Altman. Está por ver si el plan tiene continuidad y cómo es acogido tras una polémica que podría generar dudas a los interesados en entrar en la compañía e incluso obligar a una revalorización del su valor.
Fuente: eE