Por Antonio Lorenzo, eE
- La compañía evitará los riesgos inflacionistas del alquiler de los espacios y parcelas
- La nueva sociedad tendrá su sede en España y se debate entre incorporar las parcelas ya en propiedad o arrancar desde cero
- Desarrollará inicialmente sus operaciones en España, Italia, Francia, Portugal y Polonia
Cellnex Telecom ha creado la sociedad Celland con el objetivo de convertirla en el brazo inmobiliario de la compañía de infraestructuras de telecomunicaciones. Según confirmó ayer Marco Patuano, consejero delegado de Cellnex, su grupo «ha puesto en marcha la sociedad de adquisición de terrenos para permitir agrupar la compra de parcelas en toda Europa». En este sentido, Patuano se debate entre aportar a la nueva empresa -radicada en España- los espacios que ya dispone o contribuir únicamente con los nuevos, en este caso por motivos fiscales.
Según ha podido confirmar elEconomista.es, el grupo español confía en aportar predictibilidad al coste de los emplazamientos de torres de telefonía. De hecho, con la compra de los inmuebles donde se encuentran las antenas, Cellnex evita los riesgos inflacionistas de los incrementos de los arrendamientos de los espacios, actualmente, con contratos de alquiler de 30 años.
A grandes rasgos, la nueva división pretende adquirir los terrenos donde se encuentran no sólo las estaciones bases sino también pujar por los derechos temporales del uso de superficie de las azoteas donde se instalan las antenas. En la actualidad, Cellnex es titular del espacio en los que se enclavan cerca de 16.000 torres de telefonía, por lo que espera extender su ofensiva sobre los metros cuadrados en los que se ubican los 96.000 sites restantes.
Según las mismas fuentes, Celland desarrollará inicialmente sus operaciones en España, Italia, Francia, Portugal y Polonia. También estiman que los precios de la adquisición de los terrenos puede equipararse con el del alquiler de 10 años -frente a los 25 o 30 años de los contratos tradicionales de arrendamiento en el sector-, por lo que Cellnex considera que este tipo de inversiones resultará de extraordinario valor para la compañía. A modo de ejemplo, la compañía estaría dispuesta a ofrecer alrededor de 400.000 euros a las comunidades de propietarios de edificios por los derechos de uso de la azotea por espacio de 20 años, en aquellos inmuebles que ofrezcan las condiciones idóneas para la instalación de antenas.
Marco Patuano ya aseguró durante el Investor Day del pasado 5 de marzo, que el nuevo vehículo inversor estará operativo a finales de este año, con la previsión de generar un ebitda de entre 70 y 80 millones en el primer año. En la misma cita, el primer ejecutivo de la compañía apuntó que dos tercios del incremento de los costes de estos arrendamientos de los espacios de las torres están vinculados al IPC, por lo que la adquisición de los terrenos de perfila como una buena idea para negocios a largo plazo, como es el caso de las antenas de telefonía. Asimismo, Patuano dejó la puerta abierta a la entrada de algún socio en esta sociedad.
Fuentes del mercado consideran que este vehículo inversor permite aumentar el margen de las torres de telefonía, hasta el punto de considerar la adquisición de estos terrenos como un asunto estratégico. Además, con la propiedad del terreno en manos de la torrera desaparece el riesgo de que el comprador pueda someter a chantaje a Cellnex o incluso expulsarle del terreno
Este modelo de negocio ya existe en los Estados Unidos, donde las compañías de infraestructuras de telecomunicaciones en aquel país disfrutan de una tasa de propiedad de los terrenos de las torres de entre el 50 y el 70%, frente al 14% actual de Cellnex. Por ese motivo, el coste medio de una torre en EEUU ronda los 50.000 dólares, frente a los 27.000 euros de Europa.
El movimiento de Cellnex también prevé combatir la figura de los ‘Land aggregators’ (agrupadores de terrenos), inversores que compran las parcelas de las torres para luego revendérselo a las empresas propietarias de las antenas. Esta amenaza no existe en Italia, debido a la regulación transalpina, pero sí opera en el mercado francés con riesgo de extenderse a España.
Fuente: eE