Por Antonio Lorenzo, eE
Ángel Escribano, presidente de Indra desde el pasado domingo, se encontrará en su despacho el proyecto de compra de Hispasat entre los más urgentes encargos pendientes de ejecución. Se trata de una operación que se lleva analizando desde hace un año en la compañía que hasta hace dos días presidía Marc Murtra, ahora primer ejecutivo de Telefónica. Y precisamente este sorpresivo baile de puestos en las cúpulas de las dos empresas del Ibex promete acelerar el crecimiento inorgánico de la nueva Indra, según ha podido averiguar elEconomista.es de fuentes del sector.
Sin fijar fechas en el calendario de las próximas operaciones corporativas, la situación geoestratégica del momento insta al nuevo presidente de Indra a conferir velocidad en la conversión de su grupo en el gigante español de la defensa y seguridad. Y en ese desafío, el sector aeroespacial resulta primordial para cualquier campeón militar con intenciones de competir en Europa y en el mundo. Así lo apremia el Gobierno para el Ejército del Aire y del Espacio, a través de uno de sus principales accionistas, la Sociedad Estatal de Participaciones Empresariales (Sepi).
Asimismo, el liderazgo de Miguel Ángel Panduro, CEO de Hispasat, facilita la ofensiva de Indra para comprar el operador satelital. De hecho, este ejecutivo fue consejero de Escribano (EM&E), con una aportación profesional que resultó clave durante años para el desarrollo exitoso de la empresa de los hermanos Ángel y Javier Escribano.
El inicio de la nueva Era Trump, escenificada ayer con la llegada del dirigente republicano a la Casa Blanca, impone a los países pertenecientes a la OTAN una mayor inversión en los presupuestos de defensa. Por lo tanto, la inminente lluvia de millones en contratos militares se da por hecha, para alegría de un sector presumiblemente envalentonado para afrontar adquisiciones. Ahora bien, la compra de Hispasat por parte de Indra deberá resolver un escollo crítico en cualquier transacción: el precio.
Valoraciones del mercadoPor un lado, las valoraciones del mercado tasan la compañía en el entorno de los 700 millones de euros. En esos términos, Redeia tendría poderosos motivos para rechazar cualquier venta con minusvalías, una vez que el operador de infraestructuras energéticas pagó a Abertis un total de 993 millones por el 89,68% de Hispasat en noviembre de 2019. Ante el desembolso realizado, la totalidad de la empresa satelital se valoró entonces en 1.107 millones de euros, equivalente a 8,5 veces el ebitda de 2019. Ese mismo ratio, pero aplicado al ebitda de 2023, arrojaría un precio de Hispasat de 1.071 millones de euros.
La firma de satélites necesita valorarse en 8,5% veces ebitda para lograr una tasación de mil millones
No obstante, el beneficio operativo antes de amortizaciones de 2023 de la compañía que preside Pedro Duque fue el más bajo de los tres ejercicios precedentes. Dicho dato se cifró en 126 millones de euros, en espera de la publicación de conocer los resultados anuales correspondiente al año pasado.
Frente a los cálculos anteriores, Hispasat pondrá de relieve el incremento de valor de sus activos gracias a nuevos y multimillonarios contratos. Es el caso del programa IRIS2, una iniciativa europea dotada con inversiones públicas de 6.500 millones de euros que convierte a Hispasat en la empresa responsable de los futuros servicios de telecomunicaciones seguras a Europa durante los doce próximos años.
Además, como miembro del consorcio SpaceRISE, junto a Eutelsat y SES, Hispasat participará de forma intensiva en la creación de una red de 290 nuevos satélites de órbita terrestre baja (LEO) y media (MEO) para su plena operatividad en 2030. Ese negocio debería elevar el valor de la empresa, igual que sucederá con el proyecto SpainSAT 1 y 2, capaz de movilizar 2.000 millones de euros durante los 15 próximos años. Este megacontrato lo gestionará Hisdesat, operador de servicios gubernamentales por satélite para las áreas de defensa, seguridad, inteligencia y asuntos exteriores participada por Hispasat (43%) e Indra (7%), así como el Ministerio de Defensa (30%), Airbus Defence & Space (15%) y Sener (5%).
El poder decisión de la Sepi
La decisión final de cualquier operación siempre corresponde al vendedor, aunque la influencia directa e indirecta del Gobierno es muy relevante en todas las partes de la negociación. En Redeia, el 70,2% del capital cotiza en bolsa, mientras que el 20% a la Sepi, mientras que el 5% está en manos de Pontegadea y el 4,6% restante al fondo BlackRock. A su vez, la Sepi controla el 7,4% del accionariado de Hispasat, al tiempo que el mismo brazo empresarial de Moncloa controla el 28% de Indra.
Por otra parte, la creciente presión internacional para que España aumente rápidamente las partidas presupuestarias para actividades militares anticipa una lluvia de millones en nuevos contratos para su futuro campeón sectorial. Y ese contexto también debería elevar el precio de mercado de una empresa especializada en satélites como Hispasat.
El retraso comparativo de España respecto a otras potencias es llamativo, especialmente ante el empeño de Trump de que los países de la OTAN sitúen en el 5% del PIB nacional estas partidas en un plazo de cuatro años. Frente a ese reto, el porcentaje del PIB destinado a estos fines en España rondó el 0,9% en 2023, lejos de la media europea del 1,3% o del 3,3% de Estados Unidos, el 2,1% de Reino Unido o el 2% de Rusia. Por lo pronto, el objetivo del Gobierno consiste en situarlo en el 1,3% del PIB en 2026, una vez que el Banco de España ha precisado que España es uno de los países europeos que menos gasta en Defensa en relación al tamaño de su economía.
Fuente: eE