Compartir

Agencias

La tecnología que prometía revolucionar la conectividad avanza con pasos inciertos. Los desafíos financieros y técnicos revelan un panorama desigual en el país.

A pesar de que el espectro 5G fue subastado a finales de 2023, y de que operadores como Claro, Tigo y Movistar ya tienen antenas activas en varias ciudades, el desarrollo de esta red en Colombia sigue marcado por retrasos, desigualdades regionales y compromisos pendientes. En el papel, la conectividad ultrarrápida ya está aquí. En la realidad, aún es una promesa parcial.

Uno de los anuncios más importantes llegó el 20 de diciembre de 2023, cuando cinco operadores –Claro, WOM, Telecall, Tigo y Movistar– ganaron derechos de uso sobre las bandas necesarias para operar esta red. A cambio, debían aportar más de $1,3 billones a la nación. Desde entonces, comenzaron los primeros pasos para que el país diera el salto a una tecnología que reduce la latencia, mejora la velocidad y habilita nuevos servicios como la telemedicina, el internet de las cosas o los vehículos conectados.

Sin embargo, seis meses después, el avance no es parejo ni definitivo. De acuerdo con datos de la Comisión de Regulación de Comunicaciones (CRC), en Colombia hay 1.433 sitios con infraestructura para 5G, distribuidos en 43 municipios. Aunque parece un número alentador, representa apenas el 5,2% del total de antenas existentes en el país. Y la mayoría están concentradas en manos de un solo operador, Claro, con el 92,2% de participación.

Bogotá es la ciudad que concentra la mayor parte de estas instalaciones, seguida por Medellín, Cali, Barranquilla y Cartagena. No obstante, la cobertura real en términos de territorio sigue siendo baja. En la capital, por ejemplo, la señal 5G de Claro solo alcanza el 30,38 % del área. En Medellín, la cifra es de 23,64 %, y en Cartagena apenas llega al 7,14 %.

Además, hay dos actores del ecosistema que aún no entraron al juego, WOM y Telecall. En el caso de WOM, su despliegue se frenó por problemas financieros que lo llevaron a declararse en reorganización empresarial en 2024. La firma fue adquirida por el fondo de inversión SUR Holdings, y logró un acuerdo con el Ministerio TIC para empezar a pagar los compromisos adquiridos por el uso del espectro en 2029. Eso sí, este beneficio no incluye aún las bandas de 5G. Según lo informado por la compañía, su despliegue comenzará en la segunda mitad de 2025.

Telecall enfrenta una situación más complicada. No logró acogerse a ningún mecanismo de reorganización financiera y su incumplimiento continúa. Las autoridades ya analizan posibles sanciones y mecanismos para recuperar el espectro adjudicado.

Aunque el despliegue técnico avanza con lentitud, los desafíos no son solo de infraestructura. La transición a 5G también requiere que los usuarios cuenten con dispositivos compatibles, un aspecto que aún frena la adopción masiva. Muchos colombianos no tienen celulares que soporten esta red, y para los operadores eso significa menos incentivos para acelerar las inversiones.

A esto se suman los costos asociados. Desplegar 5G no es solo encender nuevas antenas; implica actualizar equipos, instalar infraestructura adicional y operar en un entorno competitivo donde cada peso cuenta. Por eso, algunos expertos advierten que, sin un entorno que estimule la demanda y promueva alianzas público-privadas, el despliegue podría estancarse en las grandes ciudades.

Pese a todo, el potencial de esta tecnología sigue intacto. La reducción de latencia y el aumento de velocidad no solo mejoran la experiencia del usuario promedio, también abren la puerta a servicios que podrían transformar sectores como la salud, la educación o la producción agrícola, especialmente en zonas rurales con limitada conectividad, impulsando procesos más eficientes, inclusivos y sostenibles a nivel nacional.

Fuente: Infobae

Compartir